A partir de la observación de las realidades materiales y de su cambio más radical —su generación y corrupción—, y teniendo también en cuenta el pensamiento de sus predecesores, Aristóteles elabora una teoría para explicar su estructura. Lo que define el cambio sustancial, la generación de una nueva sustancia, es la forma (μορφή) que adquiere una vez terminado el proceso generativo; la forma es lo que define a cada sustancia en cuanto a su naturaleza [Física, II, 1; Metafísica, VII, 7-9]. Sin embargo, durante el proceso generativo de la nueva sustancia es necesario suponer la permanencia de un sustrato, un fondo estable y real en el que el cambio se realiza, pues de otro modo habría que admitir que cada nueva realidad surge de la nada. Tal sustrato es para Aristóteles la materia (ὕλη). Por ejemplo, en la combustión del carbón, que genera la ceniza, debe suponerse un sustrato permanente y real que nuestros sentidos no perciben.
«De suerte que, según se dice, la generación es imposible si no preexiste algo. Así pues, es evidente que por necesidad preexistirá alguna parte; la materia, en efecto, es tal parte, ya que está presente en la cosa y se hace ésta» [Metafísica, VII, 7, 1032 b 30-1033 a 1; cfr. Física, I, 7, y De la generación y la corrupción, I, 3, 318 a 9].
Según Aristóteles, materia y forma no son sustancias o entes reales, sino principios intrínsecos de la sustancia, de modo que toda realidad sensible está siempre compuesta y consta precisamente de materia y forma. Además, como la materia no puede estar ni un instante sin la forma, no puede darse corrupción sin generación, ni viceversa. Puesto que toda la realidad de la materia y la forma reside en la constitución del compuesto o sustancia corpórea, se advierte que se trata de dos principios íntimamente relacionados: la forma estructura la materia, a la vez que la materia condiciona la existencia concreta de la forma, que desplegará su virtualidad siempre en unión a la materia. Por tanto, la sustancia material, aun cuando la forma sea su principio determinante, nunca se identifica completamente con ella, pues queda siempre vinculada a su componente material. He aquí la primera exposición del hilemorfismo. Se deberá acudir a los libros de la Metafísica para conocer su formulación definitiva [Metafísica, VII, 7-9; VIII, 4; XI, 9-12 y XII, 1-4].
Para advertir la originalidad de esta doctrina, se ha de tener en cuenta que, según Aristóteles, la materia es un principio potencial real, porque es el sustrato o sujeto del cambio y posee aptitud de ser determinada por una perfección actual. De este modo Aristóteles se aleja de los presocráticos, que consideraron la materia como el único principio de lo corpóreo, y de Platón, que veía en ella una simple privación. Por otra parte, la forma sustancial es el principio fundante de la sustancia individual, es decir, el principio actual por excelencia. Inmanente a la sustancia, la dota de una determinada naturaleza actual. En este sentido, la forma sustancial es el acto o determinación actual de la materia y, en consecuencia, es única para cada sustancia corpórea.
«¿Qué es entonces lo que hace uno al hombre, y por qué es una sola cosa y no varias? […]. Es, pues, evidente que los que así proceden —los platónicos—, de acuerdo con las definiciones y enunciados que les son habituales, no pueden responder ni solucionar esta dificultad. Pero si se admite nuestra distinción entre la materia y la forma, entre la potencia y el acto, dejará de parecer difícil lo que indagamos […]. La dificultad desaparece porque lo uno es materia y lo otro forma» (Ibíd., VIII, 6, 1045 a 14-29; cfr. Física, II, 1).
En síntesis, la materia es entendida por Aristóteles como pura potencia, incorruptible, indeterminada, pasiva, pero capaz de recibir determinaciones o perfecciones. La forma, como opuesta y complemento de la materia, es el coprincipio sustancial determinante de ésta, que confiere a la sustancia un determinado modo de ser y la hace inteligible al espíritu humano. Materia y forma, pues, se relacionan entre sí como la potencia (δύναμις) y el acto (ἐνέργεια).
- Yarza de la Sierra, I. Philosophica: La composición hilemórfica (fragmento) Enciclopedia filosófica on line © 2006-2023 Disponible de manera completa en: Philosophica: Enciclopedia filosófica on line — Voz: Aristóteles. Voz de archivo 2015
Actividades
Responde de manera escrita en tu carpeta personal (se presenta la actividad para su posterior corrección en la próxima clase de Filsofía II):
1. Según Aristóteles, lo que leíste en el texto, y estudiamos en las últimas clases: ¿Es posible encontrar una materia sin forma, o una forma sin materia? Sí, no ¿por qué? Justifica tu respuesta.
2. Lee el siguiente ejemplo:
En Ticino, una localidad cordobesa, la cáscara del maní es utilizada para lograr energía eléctrica.
Atendiendo a lo propuesto por Aristóteles: ¿Qué tipo de cambio se da en la transformación de la cáscara del maní que se utiliza para luego generar energía eléctrica? Justifica tu respuesta.
Por si les interesa saber más sobre Ticino:
Con la cáscara de maní, por segunda vez un pueblo cordobés logró salvarse del apagón